miércoles, 19 de abril de 2017

A 30 años, la canción sigue siendo la misma

2 comentarios:

oti dijo...

Para mi la cuestión de fondo es ¿Para qué detener los planes del gobierno?

La respuesta obvia es para que no siga haciendo daño a las mayorías de las clases populares.

Pero, ¿es posible que haya un gobierno "detenido" en sus planes y no pueda proseguir? Aquí, yo creo que no. Siempre la realidad (y el gobierno de la que forma parte) avanza hacia algún lado.

¿Tenemos claro los del campo nacional y popular hacia dónde avanzar una vez que detengamos la marcha de este gobierno?

Creo que, en este punto, es donde no podemos prescindir del análisis de lo que pase con CFK porque ella, mal o bien, es la única que pudo encabezar una dirección determinada y que no perjudicaba los intereses de las clases populares.

En 1987 detuvimos el avance del alfonsinismo y el "3er mov. histórico" (y eso que no era neoliberal) y, luego, solo 2 años después se abrió el camino para la hegemonía del neoliberalismo en toda la línea.

Por eso hay que tener cuidado con lo que uno detiene si no está capacitado para proseguir por el camino que quiere o si no lo tiene claro ese camino.

El "populismo" necesario para revertir los efectos de lo que hace y seguirá haciendo este gobierno va a ser muchísimo más profundo y rápido de lo que fue el K durante 12 años.

Y, lo más importante, va a tener que ser preventivo, es decir, no esperar a que las cosas terminen en una crisis como la del 2001/2 que, hasta ahora, lamentablemente, parece ser la única manera que muchos argentinos acepten un gobierno que haga las cosas que debe hacer.

La impresión personal que tengo es que si uno apuesta francamente a detener (obviamente constitucionalmente hablando) los planes perniciosos de este gobierno para ser consecuente con eso deberá apuntar a reemplazar al gobierno cuanto antes (obviamente también por medios constitucionales) porque no puede haber un impasse de 2 años sin que el gobierno pueda hacer lo que quiere él ni lo que quiere la oposición.

En esta apuesta, si se es franco, hay que estar preparado para lo que venga.

oti dijo...

A continuación pego el comentario que hice hace unos días pero no salió publicado.

Para mi la cuestión de fondo es ¿Para qué detener los planes del gobierno?

La respuesta obvia es para que no siga haciendo daño a las mayorías de las clases populares.

Pero, ¿es posible que haya un gobierno "detenido" en sus planes y no pueda proseguir? Aquí, yo creo que no. Siempre la realidad (y el gobierno de la que forma parte) avanza hacia algún lado.

¿Tenemos claro los del campo nacional y popular hacia dónde avanzar una vez que detengamos la marcha de este gobierno?

Creo que, en este punto, es donde no podemos prescindir del análisis de lo que pase con CFK porque ella, mal o bien, es la única que pudo encabezar una dirección determinada y que no perjudicaba los intereses de las clases populares.

En 1987 detuvimos el avance del alfonsinismo y el "3er mov. histórico" (y eso que no era neoliberal) y, luego, solo 2 años después se abrió el camino para la hegemonía del neoliberalismo en toda la línea.

Por eso hay que tener cuidado con lo que uno detiene si no está capacitado para proseguir por el camino que quiere o si no lo tiene claro ese camino.

El "populismo" necesario para revertir los efectos de lo que hace y seguirá haciendo este gobierno va a ser muchísimo más profundo y rápido de lo que fue el K durante 12 años.

Y, lo más importante, va a tener que ser preventivo, es decir, no esperar a que las cosas terminen en una crisis como la del 2001/2 que, hasta ahora, lamentablemente, parece ser la única manera que muchos argentinos acepten un gobierno que haga las cosas que debe hacer.

La impresión personal que tengo es que si uno apuesta francamente a detener (obviamente constitucionalmente hablando) los planes perniciosos de este gobierno para ser consecuente con eso deberá apuntar a reemplazar al gobierno cuanto antes (obviamente también por medios constitucionales) porque no puede haber un impasse de 2 años sin que el gobierno pueda hacer lo que quiere él ni lo que quiere la oposición.

En esta apuesta, si se es franco, hay que estar preparado para lo que venga.

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