viernes, 27 de noviembre de 2015

Las causas de la derrota y lo que viene

Entre las tantas notas que se recomienda leer para entender la derrota, quiero recomendar dos, la primera es "La pregunta por la derrota cultural", del antiopólogo Alejandro Grimson, de la que destaco este pasaje:

"No es criticable en sí mismo que los gobiernos tengan relatos. En realidad, no existen gobiernos sin relatos. El problema aquí surgió cuando la narrativa sobre los logros se distanció crecientemente de las percepciones sociales. Cuantos más problemas se generaban en la realidad económica, más se concentró el gobierno en narrar lo logrado en esta década. No sólo lo explicó literalmente hasta el cansancio. También esa insistencia tenía otra implicancia. Era hora de “defender” lo logrado, no era momento para nuevos sueños y nuevos logros. Si las grandes mayorías siempre elegirían la realidad actual al 2001, eso no implica que estén dispuestas a dejar de imaginar mejores futuros"

La segunda es "La elección de Macri: Paradojas y escenarios futuros", de Carlos Acuña, de la que señalo este párrafo:

"Existe otro escenario potencial y paradójico: aquel en el que el PRO se maneje con una “tranversalidad” que apunte a retomar el rearmado partidario que intentó el kirchnerismo, aunque ahora desde el lado conservador de la balanza. Por supuesto, este escenario es el que más se acercaría a una “revolución conservadora”, tanto por su carácter de origen electoralmente democrático, como porque sería lo más cercano a la posibilidad de que las clases propietarias –como nunca pasó en los últimos cien años de la Argentina–, cuenten con la capacidad de proyectar de manera creíble para la mayoría, que sus intereses coinciden con los del conjunto social. En definitiva, este escenario sugiere la posibilidad de que esta victoria constituya el primer paso de una verdadera revolución conservadora porque le brindaría a las clases económicamente dominantes traducir su poder económico en hegemonía a la Gramsci."

14 comentarios:

oti dijo...

Nada va a ser como imaginan los dirigentes locales. La situación local puede desnaturalizarse por lo que ocurre a nivel mundial, que es una catástrofe atrás de la otra.

Si el presidente electo, como todo parece suponer, cede a las presiones de la geopolítica oligárquica global, eso va a condicionar toda la situación interna y puede abrirse una fase de incertidumbre muy grande con peligro de inestabilidad política y social.

El presidente electo, si cede ante tales presiones, arruinará todo el esquema de relaciones de beneficio mutuo con China y Rusia, construido por CFK a lo largo de 4 o 5 años y colocará a la Argentina en una situación muy difícil, del lado de países representados en la OTAN, como por ej., Turquía, país que está siendo usado para provocar a Rusia e iniciar, así, una guerra mundial.

Asimismo, si insiste con romper relaciones con Venezuela por lo del pretexto de los "derechos humanos", arruinará las relaciones en el Mercosur y en Sudamérica en general.

Todas cosas muy funcionales a la geopolítica oligárquica global.

Esto no es campaña del miedo. Estas son probabilidades muy reales que representan un peligro estratégico enorme para nuestro país.

Andrés dijo...

Buenas Gerardo,

Respecto al primero, coincido totalmente. Creo que la insistencia con el "relato" y las reiteradas menciones a lo conquistado es directamente proporcional a buestra incapacidad de resolver otros temas cotidianos y acuciantes. Ojo, esto no es "culpa" del kirchnerismo en particular sino el resultado inevitable de una evolución lenta y necesaria en el marco de un proyecto nacional: La formación de una burocracia estatal eficiente y eficaz. No se hace de un día al otro, y menos luego de décadas de deterioro.

En ese aspecto, me parece piola lo que Maximo hizo en esta década pasada. Teniendo en cuenta que el empleado público no es necesariamente simpatizante del gobierno Nac&Pop, era más factible crear una organización por afuera para luego, si funciona bien, incorporarla lentamente al estado.

Ese es un punto CRUCIAL que tendremos que encarar en el próximo gobierno, y traerá cola porque implica rediscutir con ATE y UPCN ciertas reglas que permitan coexistir efectos contrarios y necesarios como estabilidad del empleo público vs majejo y movilidad (o despido) de personal por desempeño, creación de una escuela nacional de admistración pública con carácter de excelencia (egresados con trabajo asegurado y muy bien pago, estilo Francia de posguerra), etc.

En cuanto al segundo, todo bien en lo teórico, pero la verdad de la milanesa es que el poder de compra salarial y las condiciones de vida se imponen rápidamente a los efectos de la "percepción", la "proyección", la "identificación" y otros aspectos relacionados con el mundo de lo simbólico. La única forma real de convencer a las mayorías de que el statu quo les conviene es disfrutando al menos parcialmente de los beneficios de ese statu quo, y todo pinta a que la capacidad de consumo y ahorro no se incrementarán sino que decrecerán. Si a CFK no le perdonaron que le limitasen su compra de dolares, menos van a permitir que otro les complique llegar a fin de mes (ni hablar de ahorrar en divisas).

Saludos,

Andrés

Anónimo dijo...

Es cierto, lo de la falta de traducción eficaz de expectativas en la campaña de Scioli, pero la razón de todo es en definitiva la derrota cultural sufrida por el kirshnerismo. No se trató más que de la imposibilidad de trasladar a la mayoría un relato movilizante que contrarreste el malestar y la creencia/percepción del desastre actual instalada por Magneto.
Para mi entender radica ahí la clave de los votos de Cambiemos: su promesa vaga, artificial de asistir al malestar de la realidad, que el conglomerado de Clarinista, con su constelación de medios reaccionarios,
instilo durante diez años en los ciudadanos argentinos sobre los tópicos remanidos y machacados al hartazgo, los de seguridad, inflación y corrupción

Todos experimentamos esa impotencia (que fue a la vez la del gobierno y su límite de elementos comunicaciones) ante el bloqueo que representa ese estado mental. Se probaba imposible tratar de argumentar y fundamentar los derechos y las conquistas de una década ante el estado de negación de nuestros interlocutores del otro lado de la grieta. El fruto del experimento de lobotomización Goebeliana ("miente, miente que algo queda") en gran escala se constata en el apoyo de hoy a los verdugos, presentados como salvadores.

Ignacio

Unknown dijo...

Es evidente que siguen sin entender nada. Leo el análisis y los comentarios, y la conclusión de ustedes se interpreta así: "nuestro nivel de genialidad es tan alto que la gente no tiene como comprendernos".

Ustedes no son geniales, son populistas.

Guido

Daniel dijo...

La visión de Carlos Acuña resulta imposible. Ni en Estados Unidos lo lograron a partir de Reagan-Busch.

Anónimo dijo...

Comparto el primero, para nada el segundo. Básicamente por las mismas razones que Andrés.

En cuanto al primero, me hace acordar a alguna crítica mía al bloguerío massista incipiente (un comment que hice en este post: http://tirandoalmedio.blogspot.com.ar/2013/02/omix-en-el-vermucito.html).

Es decir, parece que implícitamente, queriendo o no, con razón o no, de este lado se dió a entender que el futuro no era prometedor. Que era a lo sumo un tiempo de resistencia, lucha.... pero nunca se enfatizó por lo menos el "para qué" de ese sacrificio.

"La senda del desarrollo". Perfecto. Pero entre tantos esloganes, frases sampleadas, parecía una más de esas fracesitas de campaña. Nadie lo entendió.

Y creo tiene que ver también con la naturaleza demasiado "técnica" del asunto como para que se adhiera facilmente al cotorreo político mediático diario, al que la gente está más familiarizada. Y... en eso también se erró desde hace mucho de este lado. Nunca pareció que se propusiera ni un lugar, ni un interés genuino por abordar la agenda global del país con un enfoque, justamente, global, "realista", que ofreciera espacio para proyectar y discutir alternativas. Era: primero defender la posición propia, "la militancia"... y después vemos. Eso no es una "lucha por la hegemonía cultural", es nomás lógica de talk show extendida a política comunicacional.

En cuanto al segundo: "hegemonía cultural de la derecha"... no creo. Lo único que puede estar en condiciones de imponer "la derecha" acá no es una cultura sino miedo. Existe la posibilidad de que dado un supuesto "fracaso" ante la sociedad del proyecto macrista, más que nada su votante pero quizás el pueblo en general, al no tener herramientas conceptuales adecuadas para entenderlo, y en lugar de asumir la propia falla ideológica... digamos, prefiera empezar a encontrar culpables por cualquier parte. Los vagos, los choros, los empleados estatales, los políticos, los que cortan calles... los culpables de siempre, bah. Cualquier cosa en vez de "a lo mejor voté equivocado".

Mucho votante de De la Rúa piensa ún hoy que el errado fue sólo el candidato que votó, no así su propio voto. Así para cualquier caso que quieran poner de ejemplo.

ESE es el peligro, y es con lo que "la derecha" se conforma, no necesita de ninguna "hegemonía" -le alcanza con su total ausencia, digamos.

Por eso, de este lado; siempre sensatez, realismo, ofrecer perspectivas.

Saludos
Alfre

Gerardo Fernández dijo...

Alfre: Vos decís:

"En cuanto al segundo: "hegemonía cultural de la derecha"... no creo. Lo único que puede estar en condiciones de imponer "la derecha" acá no es una cultura sino miedo."

Me encantaría estar de acuerdo, pero en la medida que hablo con personas comunes, de trabajo, que votaron a Macri, me resulta imposible.

La derecha hegemonizó y muy fuerte en los 90, se replegó en los 2000 y ha regresado, merced a sus aciertos y fundamentalmente a los desaciertos del kirchnerismo. Creímos que en la vida real sucedía lo que nos parecía a nosotros. Nos lo creímos, hasta que un día nos enteramos de que no era así. Ahí radican las posibilidades de que el proyecto que encabeza Macri logre ser hegemónico. ¡Y nos abés las ganas que tengo de equivocarme!

Abrazo

Anónimo dijo...

Hay un nuevo "Orden y Progreso" que ha tomado cuerpo en sectores medio y medio-bajo, se lo escucha día a día en las cuestiones mas domésticas, enredado en prejuicios y frases hechas, pero está allí funcionando como factor común. Lo hemos desoído cuando no reprochado o verdugueado. No quiero ni imaginar lo que puede ese ideal en manos de un Management conserva.

Jorge de Lomas

Anónimo dijo...

Puede que haya algo de lo que decís vos, Gerardo. Pero no sé como comprobarlo o refutarlo. No tengo más que algunas reflexiones sueltas en respuesta.

En mi caso particular al menos, en el campo del ámbito "personal", haciendo un promedio no verifico grandes diferencias "ideológicas" con respecto a 10, o 20 años. Sí veo movimientos a veces inesperados, intercambios. Alguno que recuerdo decía que los presos que trabajan debían cobrar menos que el MVM, o que la inflación era culpa exclusiva de la emisión, etc... votó a Scioli, con gran desconfianza a Macri (lo que me da cierta pauta para pensar en lo objetivamente invendible que debe ser el producto "Macri", incluso para su propio "target")...

Es decir, desde mi perspectiva al menos: a modo "individual", como promedio, basándome sólo en lo que los individuos son capaces de decir en palabras: la ideología de este país probablemente es "de derecha". Pero con ese cálculo lo era también con el 54% de Cristina. Y con el 45%. Y en el 2003 (lo que me da la pauta también para juzgar la utilidad de ese cálculo).

De "esa" hegemonía, no hubo nunca un repliege. Por lo menos yo no lo verifiqué... a menos que me remita a los medios.

Donde en principio acompañaron en general a Néstor ¿"hegemonía de izquierda"?, y luego cuando se enfrentaron a Cristina se dio la "batalla" ¿"batalla cultural"?.

Ninguna.

Los medios no "reflejan" la hegemonía. Se inventan una a su medida, y la presentan a la sociedad. Pero es una hegemonía falsa y ellos lo saben. Por eso cada tanto tienen que ajustarla. El votante de Macri, no lo votó por los motivos que los medios dicen que lo votaron.

El votante de Macri votó cosas contradictorias, como el de Scioli. Que el discurso PRO(mercado) hegemonize los medios más masivos... no implica que hegemonize las motivaciones de su audiencia dispersa.

Es decir, lo que descuento es que necesariamente habrá desencantados con el gobierno de Macri, por motivos tanto de "derecha" como de "izquierda", entre sus propios votantes, por sus propias percepciones objetivas. Lo que desearía, es que esa frustración encuentre cauce, no se convierta en pura reacción en contra del culpable más a mano.

Por eso digo que como oposición, al menos "retóricamente", se cuenta con ventaja: el desencantado busca por sí mismo una oposición que lo contenga, la encuentre en los medios masivos o no. Si no la encuentra ahí... peor para los medios.

Saludos

Alfre

Julia dijo...

siempre leo y escucho acerca de "nuestros errores" o " no hablamosdel futuro, de lo que queda por hacer" y me parece tan vago e inonsistente como, basta de confrontaciones, vayamos juntos... ¿que se piensa que habría que haber hecho y no se hizo? ¿ porqué no se declaran esos errores y sus correcciones? nadie da ejemplos

tatincito dijo...

Bueno, coincidimos la mayoría: el kirchnerismo cometió una parva de errores. Y el PRO supo capitalizarlos. Aunque me parece que de todos los análisis se desprende que el gobierno de Macri no los va a cometer. Todo será perfección. Y coincido con eso, solo que esa perfección se dará nada más que en los medios.

¿Qué el macrismo va a respetar lo bueno y sacar lo malo? Lo estamos viendo en Grecia, por ejemplo, en como le han permitido a Alexis Tsipras cambiar todo lo malo que dejó el ajuste anterior. Lo mismo pasó en España, Irlanda, Portugal, Francia y ahora en Alemania.

Está claro que los medios que abominaron de los oficialistas del FPV, ya convertidos en demenciales oficialistas del PRO, van a hacer todo lo necesario para convencernos de estar en un paraíso. Mi duda solo me surge si ese paraíso va a ser tan creíble a la hora de estar frente a la cajera del supermercado.

¿Cuáles son las razones para pensar de que Argentina va a tener un destino distinto al de Grecia? Claro que puede llegar a pasar. Pero no hay elementos que permitan pensar por ahora que nos van a permitir seguir creciendo con distribución de la riqueza e inclusión.

Ojalá me equivoque, claro. ¿Pero podemos creer que no harán un brutal ajuste la gente que están gritando desaforadamente que "no hay reservas" a pesar de que el Banco Mundial dice lo contrario?

Miren acá: http://data.worldbank.org/indicator/FI.RES.TOTL.CD

Está claro que han convencido a muchas personas que serán victimas del ajuste de que este es bueno, pero sigo creyendo, a pesar de que los muchos errores cometidos por el kirchnerismo, que el ajuste será el primer, gran, error. Que sepamos capitalizarlo es otra cosa.

horca dijo...

Buenas noches, Gerardo. Lo que dice GRimson es típico de estos post-intelectuales que razonan sobre presupuestos y generan nuevos presupuestos. ¿Qué anduvo mal en la economía? La desocupación está en 5,9% y el consumo explota. Y ese dato metafísico de las "percepciones sociales"... ¿Cayeron del cielo? ¿Clarín no fue? Hablemos de política. CFK ganaba la elección. NO pudo ir y estuvo Scioli, un tipo que tenía un discurso light-abstracto como Macri y hablaba del "desarrollo" y del futuro. La gente los vio parecidos porque (excepto la última semana) lo eran. Un mundo sin conflictos.

Lo de la transversalidad de Macri lo veo imposible, casi. Para empezar, porque la vida material de la gente va a ser peor ahora. La transversalidad de Néstor no se dio porque él fuese un tipo jodón, sino porque el gobiernno estaba siendo muy popular ya que sacaba al país de la crisis. No cerrás acuerdos porque sos simpático sino porque tenés poder. Macri no puede juntar nada si su gobierno no tiene popularidad, y no creo que la tenga en ningún momento.

No hagamos filosofía, hagamos política.

Unknown dijo...

El menemismo pareció ser una revolución conservadora que en lo cultural y estético se nutrió de la pizza, el champán y el mal gusto.
Tenía con qué. Un dólar igual a un peso nos hizo la ilusión de que éramos otra vez los porongas del mercado (Luppi diciéndole a De Grazia en "Plata dulce" "ahora nosotros tenemos la guita y ellos nos buscan".
Una ilusión grosera, guaranga, tilinga. De plebeyos como Menem y aristócratas como algunos gerentes, y también de guarangos como Adelina Dalessio se nutrió ese tiempo,que tuvo al látigo, al dólar, a los medios embrutecedores y, cuando hizo falta al final,a los subsidios, como disciplinadores.
Esto es distinto. No solo porque no hay derroche posible y porque el cepo levantado puede traer una devaluación con inflación que no generará ningún clima celebratorio, sino también porque lo que hay es una derecha boba en lo simbólico, raquítica en las ideas y ávida en la rapiña, con un par de cerebros gerenciales como para enderezar el rumbo. Y sin garantias de que lo puedan hacer.
En un mundo tan complicado, no da para ilusionarse.
Por otra parte, la memoria, esquiva y confundida, suele aparecer. Si el menemismo quiere volver en forma de fichas (ver Alf y Los Simpsons), es decir, si en bailecitos y globos, vuelve la Testa Rossa, no va a ser tan fácil el engaño. El sujeto posmoderno puede ser fácilmente engañable, su cabeza es permeable a la imbecilidad, pero la experiencia y las quemaduras con leche, no son zonzas.
La transversalidad macrista necesita de un mínimo estado de bienestar que la gente degustó y experimentó 12 años. Sin subsidios, sin Fútbol para todos, posiblemente con una TDA desfinanciada o paga, con tendencia al desempleo, y con otros índices que también en algunos segmentos van a empezar a jugar (Malvinas no es moco de pavo para mucha gente, y las diferencia serán notables entre el macrismo y el kirchnerismo)qué puede ofrecer el macrismo (si no es un engañoso 1 a 1) a las clases medias bajas para dibujar esa transversalidad.
(sigue)

Unknown dijo...

(viene del anterior)
El kirchnerismo, por su parte, cayó en la trampa de sus luchas. El enemigo, brutal y sin ningún apego a la ley, lo fue definiendo como en un espejo invertido:si a la calle y a las rutas salían brutalmente a protestar, el gobierno los corrió con la ley en la mano, pero con una oratoria grandilocuente propia del populismo. Se entiende, los populistas son movimientos que no van a hacer la revolución, pero que en la palabra sostienen la amenaza permanente de hacerla. Y que se interprete esto sin sorna ni petulancia de mi parte.
Siempre, entonces, los gobiernos populistas adolecen de eso: la verdadera inflación que sufren, es la retórica, y el riesgo que corren,es creérsela.
Poco se habla por otra parte de la necesidad de mantener cohesionadas y conducir a las propias bases casi pedagógicamente a través de este discurso. Lo que dijo Máximo Kirchner en su acto inaugural como orador, fue preciso, brillante, adecuado, ¿pero lo era para todo el resto del pueblo?
Ese consumo interno, lleno a veces de una simbología que sectariza, alejó y aisló.
Pero en defintiva, esto de hablarle al afuera o al adentro es igual a la manta corta en el fútbol: ese dilema que hace a la defensa y al ataque y en el que o los pies o la cabeza quedan descubiertos: ¿Cuánto y cómo le hablo al afuera, a los que me votan pero no son propios, cuánto y cómo le hablo a los propios?
Por ejemplo, ¿entendió de verdad el grueso de la gente lo que se jugaba ocn los fondos buitres? ¿Puede una cabeza angostada hasta la miseria por los medios seguir algo más que una consigna?
Pero este dilema es el que rodea y amenaza al sujeto posmoderno, al ciudadano de todo este mundo globalizado.
Y también, y hablando de mundo líquido y virtualidad, resulta muy difícil distinguir entre mapa y territorio: en un contexto lógico, leal y honesto, la muerte de Nisman debió ser un incidente casi menor, pero se convierte en grave cuando la misma operación (mediática, virtual) lo conmina a una denuncia ridícula que luego los medios sostendrán a los ponchazos. Pero a todo esto, ¿cuánto de lo que publicó Clarín era leído por la gente o le afectaba de verdad? ¿Qué tanto, por ejemplo, pudo afectar a un obrero la muerte de Nisman?
Difícil para el gobierno distinguir entonces entre niveles de lectura y afectación.
Que hubo ombliguismo, internismo, actitudes mezquinas, segundas y terceras líneas haciendo la plancha o el negocio, no hay ninguna duda.
Ahora, y reuniendo los dos aspectos de este posteo: ¿a quién le va a hablar el PRO, a quien va a interpelar si hay un 35% que nunca le va a creer y que es posible que se peronice/kirchnerice, un 14% reticente y desconfiado y un porcentaje similar que seguramente (y esto lo veremos en los próximos 30 días) sufra una aguda desilusión, que dependerá de la suerte y la muñeca?

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